jueves, 1 de noviembre de 2018

La literatura y yo

Desde pequeña, mis padres me animaban a aficionarme a la lectura, aunque no siempre se tratara de literatura como tal. Cuando era adolescente, recuerdo que estaba suscrita a una revista de divulgación para jóvenes y también leía cómics de las colecciones que tenía mi padre de Astérix y Obélix y Tintín. No obstante, también me gustaba de vez en cuando adentrarme en obras más literarias, sobre todo novelas para niños y adolescentes como Las crónicas de Narnia, Kika superbruja o Los cinco. Pero, sin duda, donde he tenido un mayor contacto con la literatura más canónica siempre ha sido en el ámbito educativo, sobre todo desde la Primaria hasta Bachillerato.



En el colegio y el instituto siempre nos han inculcado que es bueno leer, porque cuanto más leemos, más conocimiento del mundo adquirimos, más cultura, más imaginación y una infinidad de otras cosas beneficiosas para el desarrollo de uno mismo como persona; y lo cierto es que siempre lo he sentido así. Hay ocasiones en las que alguna obra nos ha podido llegar a parecer poco interesante o relevante para nuestra vida, pero me niego a pensar que se haya tratado de una pérdida de tiempo el hecho de haber leído cualquier texto literario, por muy poco provechoso que nos haya parecido. Así pues, pienso que la literatura nos abre las puertas a un universo nuevo, unas veces lejano y otras no tanto. Ese universo que se nos presenta nos hace trabajar la imaginación y la creatividad, pues al tiempo que leemos vamos recreando el mundo que el/la autor/a nos ha querido transmitir.




Sin embargo, debo confesar que no puedo considerarme una apasionada de la literatura, nunca he sido una "devoradora de libros", que le dicen. Pero me hubiera gustado, y de hecho, a día de hoy, uno de mis grandes propósitos es darle más parte de mi tiempo a la literatura; es decir, no es que no quiera dedicárselo, pero tengo que aprender a darle más espacio en mi vida. Por eso, yo compararía mi relación con la literatura con la de subir una montaña: el camino a veces se complica, se vuelve empinado y se hace costoso seguir, pero una vez llegas a la cima, la sensación de satisfacción te hace ver que el camino ha valido mucho la pena. Y eso mismo me gustaría poder transmitir a mis alumnos en un futuro, sobre todo a los que les cuesta un poco más adentrarse en la literatura. Por eso, espero que la asignatura de Didáctica de los Textos Literarios me ayude a saber introducir la literatura en el aula de ELE.


¡Hasta la próxima!